Este relato fue obra de nuestra vecina (q.e.p.d.) Amparo Sánchez.
TIERRA DE MILAGROS
Fernando III el Santo nació el Valparaíso (Zamora) en el Castillo de San Servando en el año 1200. Hijo de Don Alfonso IX, Rey de León y de Doña Berenguela, Reina de Castilla.
Poseedor de los dos reinos pero amante de las cruzadas y enamorado de Sevilla, abdica en su hermano para conquistarla. Y en el año 1245 baja con sus tropas desde el Tajo hasta el Guadalquivir, por entonces llamado “El Betis” de Norte a Sur. Llega con sus tropas y sus más fieles capitanes:
Pelay Correa; Ramón Bonifaz; Garci Pérez de Vargas; Don Rodrigo González de Girón; Hermanos Fernán Yánez; Don Juan de Mendoza, Don Juan Nazareno y con el Obispo Don Remondo.
Todos sabemos por los cronistas el gran valor y la astucia del rey, cómo también su gran fe Mariana, particularmente por la Virgen del Pilar.
Llega a Sevilla con un gran y hermoso estandarte de la misma, así como los caballeros de ésta, llamados Caballeros del Pilar.
Decide sitiar Sevilla por la Puerta de Córdoba y la Puerta de Jerez, según él las más vulnerables, pues se abrían más tiempo debido a los embarques de hortalizas y frutos de la Huerta de la Salud y toda la parte de la Macarena, que por aquel entonces eran campos de frutos.
Su gran astucia le hizo estudiar los puntos débiles para su contienda. Así que situó a Garci Pérez de Vargas, su brazo derecho pues era uno de los mejores, en las Vegas del Guadalquivir, o sea, justo en Tablada. A Pelay Correa, todo el Norte de Córdoba y Sierra Morena. Don Ramón Bonifaz se queda con él en las tierras llamadas hoy Fuente del Rey y a su vez, junto con el Obispo Don Remondo.
Cuentan los cronistas que la contienda fue difícil y larga, ya que Sevilla, o “Servalabari” estaba rodeada por grandes murallas y defendida por unos moriscos muy diestros en las armas. El calor del mes de Junio y sin agua, ni para ellos ni para los animales hacía que éstos murieran de sed. El agua del Guadalquivir por entonces era un brazo de mar y no era potable. Y para colmo de sus males, el estandarte de la Virgen del Pilar estaba hecho jirones.
Garci Pérez de Vargas le comentó que se lo diera a los sastres que llevaba el ejército, pero el Rey le contestó que la Señora no merecía ser reparada por los sastres. Fue él mismo el que se pasó toda la noche sentado en su cama, cosiendo y rezando para que la Santísima Virgen los protegiera y loes diera agua.
Estando en esta meditación se le apareció la Madre de Dios. Pero no cómo la del estandarte, sino sentada en su Trono con el niño en su regazo y una bonita rosa blanca en su mano derecha, que entregó al Rey diciéndole:
-Tú me has llamado diciéndome “Valedme Señora” y aquí me tienes para bien tuyo y de tus tropas. Tira la lanza con toda la fuerza de tu amor y brotará un manantial inagotable de agua hasta el fin de los tiempos. Y no tengas penas ni temores, tú serás el Rey de Sevilla.
El Rey Santo pensó: “Todo esto ha sido un sueño”...pero no, porque la rosa blanca estaba en su mano. Loco de alegría llama al Obispo Don Remondo y tiró la lanza y allá donde cayó, brotó agua con una fuerza increíble formando una gran laguna, así cómo varias fuentes de entre las piedras, con agua muy rica en todo su contenido a la que se da el nombre de:
FUENTE DEL REY
Al poco tiempo, el Rey Fernando III el Santo ganó Sevilla y repartió sus tierras según el rango de sus hombres. A Garci Pérez de Vargas, la de San Juan de Aznalfarache, nombre de un moro, pero las rebautiza con el nombre de San Juan no queriéndole quitar el primitivo nombre de Aznalfarache.
A Pelay Correa y a Don Ramón Bonifaz todo el Norte de Córdoba y Sierra Morena.
A don Juan Nazareno, muerto en la contienda a la edad de 30 años y, habiendo dejado viuda y dos hijas gemelas muy pequeñas, les cede parte de Dos Hermanas, construyéndoles un gran caserío. De ahí su nombre legendario de “Nazarenas” las oriundas del lugar y el nombre de Dos Hermanas.
El Rey, por su parte, se queda en el Alcázar de Sevilla y nombra a la Virgen del Pilar patrona de Sevilla y de la Caballería. Manda a esculpir a la Virgen del Valedme, pero no encuentra escultor que dé con la talla o figura de ésta, y en su lugar se hace la Virgen de la O ó de las Aguas y también la de la Hiniesta.
Por fin, un día llegan al Alcázar cuatro hombres diciendo que habían oído rumores de que el Rey Fernando III quería hacer una estatua de la Santísima Virgen. Sólo exigieron cómo única condición ser encerrados en una habitación sin ser molestados durante tres días. Pero, al rato de ser encerrados, una dama miró por el ojo de la cerradura y vio una gran luz destellante y a los hombres arrodillados, rezando un Ave María. Llamó ésta al Rey, el cual acudió de inmediato y al abrir la puerta se encontró el aposento vacío y la estatua hecha tal y cómo él la vio en Fuente del Rey.
Al ser analizada, se comprueba que no está hecha de ningún material terrestre y por lo tanto, el Obispo Don Remondo reconoce el milagro cómo auténtico y bautiza a la estatua con el nombre de:
VIRGEN DE LOS REYES
La cual se venera en la Catedral de Sevilla todos los 15 de Agosto, fecha de la reconquista de Sevilla. El Rey Fernando III muere el día 30 de Mayo a los 63 años y deja en su testamento que su cuerpo descanse a los pies de tan bendita Señora, por lo que la Virgen de los Reyes pasa a la Catedral, poniéndose en la Capilla Real, donde el Rey Santo tiene su sepultura.
DATOS DE INTERÉS A DESTACAR
El Rey San Fernando se canoniza en el año 1716 al comprobar que durante tanto tiempo, y sin química alguna, su cuerpo permanece incorrupto.
En la Puerta de Jerez hay una lápida que está escrita en latín y que traducida a nuestro idioma dice:
Hércules me edificó;
Julio César me cercó;
De muros y torres altas;
El Rey Santo me ganó;
Con Garci Pérez de Vargas.
En la Plaza Nueva de Sevilla, en el monumento al Rey San Fernando, una de las figura es la del Almirante Don Ramón Bonifaz.
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De la Fuente del Rey soy;
Samaritana me siento;
Llevo en mi pena un cantar;
Y en mi sangre los lamentos;
Si te he dao de beber;
Yo, te he dao lo que tengo;
Dame tu mano de amigo;
De amigo bueno y sincero.
Que yo quiero que tú sepas;
Que aquí durmió elprimer Rey;
Que aquí supo de sus miedos;
Que aquí supo de su sed;
Por tener la sangre azul;
Las gente de Fuente del Rey;
El coraje no le falta;
Para ponerse de pie.
Amparo Sánchez.